Un nuevo ciclo lectivo – 24 de marzo: Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia

El acto de inicio del ciclo lectivo 2019 fue, a su vez, una conmemoración a 43 años del golpe cívico militar de 1976.

El lunes 25 de marzo dimos comienzo al ciclo lectivo 2019. Mariano Molina, Rector del ISTLyR, dijo unas palabras de bienvenida vinculadas al contexto que hoy atraviesa la educación y, en particular, nuestro Instituto. Luego habló Juan Torrez, estudiante de la carrera de Comunicación, hijo de desaparecidxs; y lo siguió la profesora Debora Kantor, en nombre del plantel docente. Finalmente, el Centro de Estudiantes organizó una actividad a partir de pañuelos que fueron intervenidos por lxs estudiantes presentes y luego colgados en la entrada del ISTLyR. La apertura y el cierre del evento estuvieron a cargo de una cuerda de tambores formada por estudiantes de Recreación.
De esta manera, iniciamos un nuevo ciclo lectivo y volvemos a decir NUNCA MÁS. MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA.


Por “motivos estacionales”, digamos, hay una coincidencia cada año entre el inicio del ciclo lectivo y la agenda sociopolítica de nuestro país, para la cual el 24 de marzo es ya una fecha clave.
En marzo empiezan las clases y, en torno al 24 de marzo, hay lucha, recuerdo, dolor, conmoción y –si se me permite el término- disfrute. Porque tantos jóvenes, como hubo ayer en las calles, diciendo nunca más golpes de Estado no deja de producir alegría.

En ese marco y en esa perspectiva, el proyecto educativo del ISTLyR procura volverlos a ustedes, a todas y todos ustedes, ineptas e ineptos para asimilar y reproducir los discursos y las políticas del autoritarismo, la injusticia y el olvido.
El gobierno que tenemos hoy oculta, deforma y miente cuando habla de estos temas.
Desprecia –desde antes de ser gobierno- a los organismos de DDHH, que son algo así como lo más digno, lo más corajudo, lo más consecuente que tenemos como sociedad.
Quiere instalar no sitios de memoria sino Parques Nacionales en lugares que fueron centros de detención y tortura, como Campo de Mayo.
Genera las condiciones no para acelerar sino para retrasar los juicios a los militares represores y sus cómplices civiles.

Por eso y por muchas otras situaciones, que no es posible enumerar ahora pero que tienen sentidos similares, estos últimos 24 de marzo, las movilizaciones son –también- en repudio a dichas políticas.

Por eso hoy, aquí, y cada vez que podemos, intentamos desenmascarar ciertas formas del ejercicio de la memoria que terminan siendo banales, ahistóricas, antipolíticas, mentirosas.

El proyecto educativo del ISTLyR no es –no debe ser- ajeno a la reivindicación de memoria, verdad y justicia por las atrocidades de ayer… y las de hoy.

Me refiero a causas viejas y nuevas, que en algún horizonte convergen.
Luchas que dan cuenta de una construcción social progresiva en la cual los y las jóvenes como ustedes tienen mucho para explorar y para aportar. Porque ya han tomado esas banderas o porque tal vez lo hagan, más temprano que tarde.

Tenemos el orgullo de ser el pueblo de las abuelas y de las madres de la plaza. De esas mujeres de entre 80 y 99 años que ayer, en medio de la multitud, no estaban sólo dando testimonio, sino que estaban liderando –siguen liderando- la lucha que iniciaron en soledad hace casi medio siglo.

Y es a partir de ellas, que varios tristes y necesarios orgullos tenemos.

El de haber inventado el “índice de abuelidad”, por ejemplo, que permite -como canta León Gieco- que los desaparecidos se busquen con el color de sus nacimientos. Y que puedan restituirse, entonces, las identidades robadas.

Hemos incorporado la palabra “desaparecido” al vocabulario del horror del mundo. Una palabra que no se traduce, sino que los hablantes de diferentes lenguas pronuncian como pueden. Y siempre ligada a una lucha ejemplar, a una denuncia colectiva.

Tenemos el orgullo de que los juicios a los militares genocidas se hayan llevado a cabo en nuestro país y por la justicia “ordinaria”; no por militares, no entre ellos ni en cortes internacionales; acá, en Argentina, por jueces y tribunales civiles.

Aquí se conformó el Equipo Argentino de Antropología Forense, clave para desenterrar horrores y reconocer cuerpos. Ese prestigioso equipo –que este gobierno el año pasado intentó desfinanciar, y no pudo- participó en el esclarecimiento de matanzas y desapariciones forzadas en Bosnia, Angola, Kosovo, Sudáfrica, y en todas las que no cesan de cometerse también en nuestra región, por supuesto, como el caso de los 43 estudiantes normalistas asesinados en Ayotzinapa, Méjico, hace apenas unos años.

En el ISTLyR, humildemente, con aciertos y con errores, procuramos formar profesionales dignos de esa herencia y de ese legado. Porque la recreación, la educación, la comunicación son oficios de lo social, y lo social en nuestro país y en estos tiempos viene con todo esto.

Eso no quiere decir que estemos todos los días hablando de memoria verdad y justicia, pero lo llevamos puesto. Y eso es lo que queremos transmitir; no sólo para recoger las consignas sino para reforzar, revalidar y resignificar los fundamentos y las razones que las sustentan.

Evocamos aquel “que digan dónde están los desaparecidos” de hace más de 4 décadas; renovamos la exigencia de “juicio y castigo a los culpables”, sostenemos el emblemático y contundente “como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar”… y abrimos el diálogo entre esos reclamos y los que remiten al esclarecimiento, la justicia y el castigo aún pendientes en torno a la muerte de Santiago Maldonado y al asesinato del joven mapuche Rafael Nahuel, o al grito de “ni una menos, vivas nos queremos”, “perdonen las molestias: nos están matando”, y “niñas, no madres”.

Los convocamos entonces a hacer del reclamo de memoria, verdad y justicia una experiencia compleja, comprometida con nuestra historia, con nuestro presente y con la construcción de un futuro en el cual no sólo no haya lugar para los golpes de Estado, las torturas, los vuelos de la muerte, la desaparición de personas y los robos de bebés, sino tampoco para los despidos, el desempleo, la deuda millonaria, la represión a la protesta social, la militarización de las calles, el gatillo fácil, los pactos de silencio entre jueces, políticos y el poder económico concentrado, el aumento de la pobreza, la baja de la edad de imputabilidad, el desfinanciamiento de la educación y la salud y otros tantos problemas que –sin golpe mediante- nos golpean cada día más.

Hay que enseñar y aprender mucho y bien para contribuir desde los lugares que ocupamos a que nunca más… ni aquello ni esto.

¡Buen ciclo lectivo para todos y todas!

ISTLyR, acto de inicio del ciclo lectivo
25 de marzo de 2019Debora Kantor

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