COMUNICACIÓN COMO DERECHO, NO DE DERECHA

El último día de octubre no pasa desapercibido. No se trata del clima, en un jueves nublado que no logra desvanecer el calor primaveral, obstinado en enterrar definitivamente al frío. La crisis que azota a la Argentina y a la región obliga a redoblar esfuerzos y la carrera de Comunicación Social para el Desarrollo Local, del Instituto Superior de Tiempo Libre y Recreación (ISTLyR), invita a reflexionar en la Jornada “¿Barajar y dar de nuevo?” tras cumplirse, el 10 de octubre, 10 años de la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

El SUM de la planta baja cobija a media centena de estudiantes y profesorxs que, sentados en un semicírculo de gradas, escuchan, preguntan e intercambian ideas con un prestigioso panel conformado por Natalia Vinelli, directora fundadora de Barricada TV; Larysa Kejval, directora de la carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires; Mariano Carril, docente del ISTLyR; y la moderación de Gabriela Bustos, profesora del instituto.

Natalia juega la primera carta: “Pese a la promulgación de la Ley, la concentración se profundizó y hoy prevalece un sistema de medios hiperconcentrado, que tiende a expulsar a los medios comunitarios de forma permanente”. Licenciada en Comunicación de la UBA, Vinelli añade: “Cada vez que damos un paso desde la autogestión, que encontramos el agujero en la matrix para avanzar, aparece una nueva barrera que impide nuestro desarrollo”.

La Ley 26.522 apunta al desarrollo local al establecer que un 33% del espectro de medios debe ser sin fines de lucro. Sin embargo, este es uno de los puntos en donde la LSCA no se cumple. En el libro “Miradas sobre territorio, comunicación y desarrollo local”, Gabriela Bustos y Christian Dodaro detallan la importancia de la comunicación popular: “Se basa en el fortalecimiento de un modelo económico equitativo que integre a los sectores populares, a la esfera pública y la construcción de un núcleo de valores compartidos que promuevan la igualdad y el bienestar social mediante la diversidad cultural” (Bustos y Dodaro, 2015, p.20).

Al respecto, Larysa pone todas las cartas sobre la mesa al presentar el informe anual de la Red de Investigación en Comunicación Comunitaria, Alternativa y Participativa (RICCAP): “Que un tercio de los medios comunitarios no tengan reconocimiento legal; que sólo una de cada cinco personas en esos medios cobren una remuneración; y que sólo el 2% de los medios consultados reciban pauta oficial del Estado Nacional, manifiesta la falta de política pública y cómo el sector es profundamente discriminado”.

En relación a cómo presagian las políticas comunicacionales venideras, las invitadas le cantan las 40 al flamante presidente electo, Alberto Fernández, por sus declaraciones en mayo pasado cuando describió a la comunicación como un “negocio”: “Me dio bronca lo que dijo, este tipo de cosas hay que desactivarlas y no dejarlas pasar”, afirma Vinelli, que amplía al respecto: “Pensar que la comunicación se resuelve en el terreno de la defensa de la competencia es desconocer que la libertad de expresión se limita cuando hay concentración”. Kejval, por su parte, sentencia de cara a lo que viene: “Es momento de renovar activismos y articulaciones”.

Barajar de nuevo sería desconocer la Ley promulgada, que erradicó la pensada y ejecutada por la cruenta dictadura militar. Significaría, también, desconocer las conquistas obtenidas, una base indispensable para pensar el presente y proyectar ese futuro al que remite Natalia, coronando la jornada: “Los derechos se conquistan y se defienden en la calle. Si nos metemos adentro de nuestra casa y esperamos que la Realpolitik lo resuelva, estamos al horno. Los grupos concentrados salen a presionar, instalan agenda y son quienes hacen prevalecer sus intereses. Pero nosotras y nosotros tenemos la capacidad de fuerza en la movilización”.

Francisco Pandolfi
Estudiante de Comunicación Social orientada al Desarrollo Local 

Deja un comentario