El festejo de los diez años de la carrera de Pedagogía y Educación Social es un festejo para la educación pública de la Ciudad que hace una década tuvo la iniciativa política de armar una carrera para la formación de los educadores que trabajan en distintos espacios culturales, comunitarios, en programas del Gobierno de la Ciudad de Desarrollo Social, de Cultura y de Salud. En ese sentido, una política educativa generada hace tiempo tiene que estar contenta de sostener una oferta que se desarrolló con calidad y que fue ampliando su reflexión respecto de un campo con poca tradición en Argentina que es aquel de las prácticas socioeducativas o de la formación específica para trabajo educativo, más allá de lo escolar.
Por otro lado, los diez años son un festejo para un Instituto que en un momento decidió, a partir de una de sus carreras, la carrera de Recreación, generar una iniciativa más. Y lo hizo colectivamente, con sus profesores y como conjunto institucional. Fue el Instituto quien le puso el cuerpo a la generación de esta carrera en la Ciudad de Buenos Aires.
Es por esto que el festejo tiene también una escala institucional para pensarse como institución de Educación Superior y que muestra parte de la fertilidad del trabajo realizado, ya que tiempo después avanzamos con la Tecnicatura Superior en Comunicación Social.
Entonces es un festejo para la educación pública de la Ciudad, es un festejo para el Instituto y es un festejo también para todos los profesores y todos los estudiantes que fueron haciendo el día a día de la carrera, pensando en cómo ampliar los derechos de todas las personas, niñxs, adolescentes, jóvenes, adultos y adultos de la tercera edad; en cómo ampliar sus posibilidades educativas; cómo abrir sus universos culturales; cómo garantizar una ciudadanía plena a partir del acceso a todo lo que la Ciudad y la cultura tienen para ofrecerles; y cómo pensarlo en marcos diversificados.
Esta triple escala de educación pública de nivel institucional y de las personas que fueron haciendo en estos diez años el desarrollo de la carrera, tiene un doble horizonte que está vinculado con entender que la educación es un derecho humano y social para todas las personas y que no es una mercancía. No es algo que debe ser comprado. No es algo que debe ser regalado en el sentido de dádiva, sino que es un derecho que las personas tenemos: el derecho a educarnos, a acceder a los bienes culturales en un sentido amplio. Y como bien describe la Ley de Educación Nacional, la finalidad de toda tarea educativa es la conformación de una sociedad más justa.
Es allí donde existe un horizonte del disfrute de un derecho, de la alegría del acceso a la cultura en sus diversas formas y la perspectiva, también, de una sociedad más justa que permita algo que esta institución sabe muy bien, por su tradición: que el juego es un derecho cuando es para todos y para todas. Y que la educación es un derecho cuando es para todos y para todas. Y que la comunicación es un derecho cuando todos y todas pueden tener sus voces.
Entonces vivimos un doble festejo: pensar en una ampliación de derechos y en la construcción de un horizonte utópico para la construcción de una sociedad más justa, porque ese es el mandato que tiene cualquier institución educativa y más aún cuando es una institución pública. Es el mandato que recibe de una política educativa como la que en aquel momento inició la carrera diez años atrás.
Por esto es un motivo de celebración para todos nosotros, pero también para todos aquellos que trabajan con los niños y niñas en las tareas educativas en esta Ciudad.
Prof. Jorge Luis Cajaraville
Rector del ISTLyR