Con la cabeza en los PyES

Colección Memorias de formación.
Abril de 2011
La publicación reúne los trabajos realizados en el marco de la asignatura “Taller de escritura y memoria profesional” de la Carrera de Pedagogía y Educación Social del ISTLyR. En dicha materia, la escritura se aborda como un modo de resignificar la experiencia formativa de los fututos educadores sociales y también de construir saberes teóricos acerca d ellas prácticas socioeducativas.

Si necesitas consultar o adquirir estas publicaciones en su versión impresa podes hacerlo en la Biblioteca del ISTLyR.

Si queres recibir una copia digitalizada, completá el formulario haciendo click aquí.


Indice

• Prólogo. Hacer memoria, escribir la experiencia, por Valeria Sardi
• Memoria I. La apasionante tarea de educar, por Silvina Kurlat
Queridos pensamientos
Emprendiendo un viaje
El equipaje empieza a armarse
Caminante no hay camino
..Se hace camino al andar
Construir algunos rumbos posibles
Derribar los muros, construir juntos
Y entonces… educación (social) ¿para qué?

• Cuando la enseñanza se conjuga con la pasión, por Evangelina Canciano
• Memoria II. Recordar: del latín re-cordis, volver a pasar por el corazón, por Patricio Villani
Con el ritmo en la sangre
Un viaje
Y contó Gisela
Un educador inesperado

• La calle Santa Fe, por Patricia Redondo
• Memoria III. Dos experiencias, una memoria, por Vanesa Raik

• Crónica sobre las preguntas, por Viviana Reinoso
• Memoria IV. Una antorcha es capaz de iluminar una cueva, por Ariel Barletta
Introducción
No sé aprender sin equivocarme
Un viaje
A modo de “final”

• Abril de 2007 desde junio de 2010: ¡Gracias por el equilibrista!, por Ana Laura García
• Memoria V. Acerca de la aventura de educar, por Cynthia Sánchez
A modo de inauguración
Las crisis y expectativas ante lo nuevo
Aquellos días empaperados
Mi primer día
Transmitir y vivir experiencias
Una experiencia de transmisión
Al borde de la incongruencia pedagógica
Preguntas y reflexiones
El camino para ser educadora social
Superar la extranjería: acerca de mi paso por el Cesac
Al final, el comienzo

• Un grupo desafiante, por María Paula Montesinos
• Memoria VI. Piensa también con los pies, por Mariana Cortez
Comenzar a andar
Elegir el camino
Caminando, caminando
Primeros pasos pedagógicos
Los “fueguitos” del camino
Prácticas sin camino
Prácticas caminadas
El final de este camino, un nuevo comienzo
Al final, el comienzo

• Nunca voy a dejar de extrañarlos, por Norma Michi
• Epílogo. Cerrar para abrir, por Segundo Moyano


Abril del 2007 desde junio de 2010: ¡Gracias, por el equilibrista! 

Por Ana Laura García

En el acto de colación, los primeros graduados en Educación social del ISTLyR dijeron unas palabras para cada uno de los docentes con los que habían compartido su carrera. Fueron recuerdos, gestos, una manera de decir “gracias” que se hizo pública. Para mí, fue la primera vez que pude escuchar -al final del recorrido- la palabra de un grupo de estudiantes a los que había formado; ellos eligieron practicar colectivamente el arte de decir con palabras la apropiación de un proceso.

Yo sentía por dentro que me iba a costar tanto despedirlos, estaba feliz y emocionada a la vez. Por mi cabeza pasaban recuerdos que de alguna manera están dichos en estas memorias: recuerdo la inscripción y las mil preguntas de Pato al anotarse en la carrera; los cambios por los que fue pasando Ariel; las conferencias de apertura y la presencia de la Colo descalza y con su mate -hoy con Camilo-; “Silvi estudiante” a “Silvi ayudante de cátedra”; Mariana y sus aprendizajes en las primeras prácticas, el encuentro en Uruguay; Vane y sus primeras experiencias laborales, los sacudones iniciales. Cuántos movimientos, cuántas cosas hemos pasado.

Las expectativas iniciales, lo que nos imaginábamos cuando armamos esta carrera, todo ha quedado ampliamente superado por el encuentro con los estudiantes reales, los que transitaron y aún transitan los diferentes espacios formativos, con sus preguntas, experiencias, expectativas, saberes, pasiones, etc.

Las palabras dirigidas a Mabel –colega de la cátedra– y a mí en ese acto, trajeron la metáfora del equilibrista. Vaya a saber uno –educador– porqué a determinados grupos les significa tanto alguna metáfora o enseñanza que se utiliza en una clase, seguramente dicha a propósito de algún otro concepto destinado a caer en el olvido. No sabemos a ciencia cierta por qué, pero conocemos que esto sucede con frecuencia en la transmisión. Lo transmitido ya es de ellos, el equilibrista y sus consejos prudentes para avanzar en este oficio se han ido con el grupo, mejor dicho, ya está en ellos, en algún lado, avanzando pasito a paso en el borde de lo instituido y lo que está por inventarse… jugando, asumiendo riesgos en un camino incierto, haciendo pruebas difíciles para no caer en la desesperanza o en la omnipotencia, concibiendo su arte como una invención cotidiana.

Gracias por el recuerdo compartido, y no dejen de practicar e inventar cotidianamente un lugar para la educación social, donde quiera que vayan.


Memoria V

Acerca de la aventura de educar

Por Cynthia Sánchez 

A modo de inauguración

Inaugurar algo. Romper con lo dado e introducir un cambio. Empezar un camino desconocido o, mejor dicho, ir construyendo ese camino al andar. Cada huella, cada señal que dejamos en esta aventura será modificada por los que vendrán, por aquellos que, igual que nosotros, decidieron arriesgarse y formar parte de esta historia.

Empezamos a escribirla allá por el año 2007, cuando unas cuantas singularidades se juntaron para dar inicio a algo nuevo, para inaugurar eso que llaman Pedagogía y Educación Social. No sabíamos muy bien de qué se trataba, pero estábamos seguros de que lo sabríamos dentro de muy poco. Con esa certeza en una mano y con nuestras ganas de dar el puntapié inicial en la otra, empezamos la aventura. Sin otro equipaje, empezamos a andar.

Aquí encontrarán sólo algunas pisadas, algunas huellas en este camino. Otras quedan guardadas en el corazón, otras olvidadas en algún rincón de nuestra mente, otras esperando ser compartidas en algún momento.

Camino con tramos ascendentes, difíciles de subir. Camino con tramos en bajada, con el miedo a tropezar. Camino con tramos de pradera, para disfrutar las flores y el verde de la naturaleza. Camino con tramos de abismo, caminando despacio y atentos de no caer. Camino lleno de alegría, compañerismo, adrenalina y, sobre todo, compromiso. Camino para andar, y, mientras andamos, construirlo.

¿Empezamos a andar?