“La Estática Velocidad”: una experiencia en la exposición del artista Luis Felipe Noé en el Museo Nacional de Bellas Artes

“Lo que Noé siempre buscó fue reflejar el mundo en el que vive a través de la pintura (…). Un artista sensible como él en un estado de permanente ebullición que lo lleva a cuestionar todo. Noé tuvo una libertad osada al mantener siempre el compromiso consigo mismo, con su pensamiento, y manifestó a lo largo de toda su trayectoria una coherencia total1”.
Espath Pedroso, 2015

En el marco del Taller Arte, Educación y Sociedad de la Tecnicatura en Pedagogía y Educación Social del ISTLyR, realizamos salidas artísticas-pedagógicas a diferentes exposiciones de arte en distintos espacios como museos, centros culturales y espacios de memoria.
Los objetivos de estas salidas se vinculan con la posibilidad de interpretar las obras de arte dentro del contexto actual, articulando las experiencias previas individuales y grupales de lxs participantes desde diferentes aspectos (social, cultural, económico, político y afectivo) y, además, aprender acerca del arte desde un enfoque multidisciplinario, incrementando la capacidad de observación, intuición, reflexión e imaginación.
La primera experiencia del 2° cuatrimestre de 2017 fue el 5 de septiembre y realizamos una visita participativa a la exposición “Noé. Mirada prospectiva” del artista argentino Luis Felipe Noé en el Museo Nacional de Bellas Artes de la Ciudad de Buenos Aires. Una muestra de pinturas, dibujos e instalaciones.

Acerca de Luis Felipe Noé

Luis Felipe Noé, conocido con el sobrenombre de Yuyo, nació en el año 1933 en la Ciudad de Buenos Aires. Durante 1951 y 1952 estudió en el taller de pintura del artista Horacio Butler y ese mismo año comenzó la Facultad de Derecho de la UBA, que abandonó cuatro años después. Trabajó como periodista en diferentes diarios. En el año 1957 se casó con Nora Murphy, quien fue su pareja durante toda su vida y falleció en el año 2012.
A los 26 años realizó su primera exposición individual; y en 1960 nació su hija, Paula. 
En 1961, Noé estaba interesado en superar y disolver la dicotomía entre obras abstractas y figurativas. Junto a Rómulo Macció, Jorge De la Vega y Ernesto Deira armó el grupo “Otra Figuración” (1961-1965). En 1963 nació su segundo hijo, Gaspar.
Noé obtuvo la beca “Guggenheim” y viajó con su familia a la Ciudad de Nueva York. A partir de 1971 comenzó a dar clases en escuelas de arte y, posteriormente, en su taller.
En 1976, Noé se exilió en París. 
En 1987 regresó a la Argentina y se mudó a su casa y actual taller en el Barrio de San Telmo, en la Ciudad de Buenos Aires. 
Desde 1959 a la actualidad realizó más de 100 exposiciones individuales en su país y en el exterior. Representó a la Argentina en la 53° Exposición Internacional de Arte de Venecia (2009). Obtuvo numerosos premios. Fue nombrado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires (2007) y publicó numerosos libros. 
En la muestra de Noé en el Museo de Bellas Artes, la curadora Cecilia Ivanchevich, propone tres ejes de lectura y recorrido: “La conciencia histórica”, “La visión fragmentada” y “La línea vital”, atravesados por la concepción sobre el “caos”, que el artista aborda en toda su trayectoria. Como expresa Noé (2010): “El caos lo organizo para que se vuelva a desordenar con cada mirada que se detiene a mirar la obra2”.

 

El antes, el durante y el después
Previamente a la salida, en el aula, abordamos con lxs alumnxs la problemática del “caos” desde la experiencia de cada unx, sus miradas y concepciones, sus interrogantes y reflexiones produciéndose un interesante debate acerca de esta palabra que habita la vida cotidiana y que al mismo tiempo resulta tan compleja. Además, se abordó específicamente la concepción y propuesta del artista con respecto a ella.
En la exposición, la visita participativa estuvo coordinada por la Profesora del Taller, Vali Guidalevich, quien propuso diferentes dinámicas para recorrerla. Por ejemplo, “de macro a micro”, donde observamos una de las enormes instalaciones de Noé desde una determinada distancia y luego analizamos las diferencias observándola nuevamente a unos pocos centímetros. Otra propuesta tuvo que ver con la búsqueda de ciertos personajes dentro de la obra, realizando preguntas para descubrirlos, favoreciendo el desarrollo de la observación como así también la descripción y ubicación espacial, teniendo en cuenta que la obra tenía 22 metros de largo e incontables “habitantes”. Otra propuesta tuvo que ver con la posibilidad de argumentar las diferentes posiciones de un crítico de arte.
En primer lugar, se dividió al grupo en dos y cada uno de los subgrupos tuvo una consigna y asumió un rol sin importar si coincidía con la opinión de cada unx de los integrantes. Subgrupo A: “Les interesa la obra” / Subgrupo B: “No les interesa la obra”. Una vez que comenzó el juego, se hablaba de la obra y se intercalaban las críticas de los dos subgrupos a modo de “ping-pong”. Cada opinión debía estar argumentada. Es una actividad donde la cooperación resulta fundamental ya que lo importante no pasaba por la opinión individual, sino grupal. Además, requería de una observación “profunda” para encontrar nuevas argumentaciones frente a lo que decía el otro subgrupo o nuevas para continuar.
Durante el recorrido no nos detuvimos en todas las obras exhibidas, ya que la propuesta tenía que ver con poder abordarlas en profundidad y no desde una mirada fugaz. Es decir, favoreciendo el desarrollo de miradas críticas y estéticas que les posibilite a lxs participantes expresar sus ideas, cambiar y afianzar sus puntos de vista y proponer nuevos interrogantes. Siguiendo a Laddaga, los encuentros: “no se limitan a reproducir una realidad preexistente, sino que autoriza la producción de realidades: enunciados que serían de otra manera imposibles y que desencadenan acciones que de otra manera no serían imaginables. Porque las ofertas y las demandas tendían a volverse, muchas veces, inventivas, y a articular deseos enigmáticos3.
La clase siguiente, una alumna comentó que volvió a la exposición con un amigo para volver a recorrerla y compartirla… Es también otro de los objetivos de estas propuestas: modificar la representación que muchxs tienen acerca de un museo y que esta experiencia posibilite tener ganas de volver a visitar la misma exposición o una nueva en ese u otros espacios.

En las siguientes clases, el foco estuvo centrado en abordar los contenidos que trabajamos en la exposición vinculando el “eje de apreciación” con la “contextualización” y “producción grupal”.
En primer lugar, intervinimos con pintura una cantidad enorme de cartones planos y con volumen, inclusive algunos con las formas irregulares creadas por Noé. Para ello utilizamos diferentes herramientas -como lo hacía Noé en sus obras- desde objetos cotidianos a otras inventadas por el grupo para crear diferentes tipos de líneas y planos: secador de piso, pinceles unidos e hisopos gigantes, entre otros. También incluimos el collage.
Luego, en la clase siguiente, entre todxs armamos la instalación agregando otros elementos como sogas, cierres, totoras, telas y tules. El aula se convirtió en otro espacio, en un espacio intervenido donde reinaban los planos, las líneas, la fragmentación, las manchas, los personajes, las texturas, los reflejos, el derecho y el revés…
Teniendo en cuenta la importancia de la participación de lxs espectadorxs en el arte contemporáneo, nos dividimos en tres subgrupos y cada uno inventó distintas dinámicas para recorrer la obra colectiva. Y así fue como un subgrupo propuso y coordinó una propuesta de sonorizar la instalación; otro subgrupo a oscuras con linternas y sus propias voces produjo una sensación de misterio; y el tercer subgrupo -con dispositivos como largavistas y “ventanas”- propuso detenerse en cada fragmento de la obra para buscar y seleccionar diferentes detalles. Las tres propuestas resultaron diversas, interesantes y complementarias.

La posibilidad de recorrer, experimentar, vivenciar, investigar, participar y habitar diferentes espacios, nos enriquece como personas y como actuales y/o futuros educadorxs. Para finalizar, podemos decir en relación a la experiencia, acordando con Larrosa (2000), que “es un paso, un pasaje, un recorrido (…), tiene que ver con travesía, con pasaje, con camino, con viaje. La experiencia supone por tanto una salida de sí hacia otra cosa. Pero, al mismo tiempo, la experiencia supone también que algo pasa desde el acontecimiento hacia mí (…). Ese paso, además, es una aventura y, por tanto, tiene algo de incertidumbre (…). Al pasar por mí o en mí, deja una huella, una marca, un rastro (…)4.

Profesora Vali Guidalevich
Taller Arte, Educación y Sociedad, PyES

Bibliografía citada
“La Estática Velocidad” pertenece a un título de una obra de Luis Felipe Noé.
Espath Pedroso, Franklin. (2015). El poeta del caos, en: Noé, Luis Felipe. (2015). Conformado por dos tomos: Luis Felipe Noé. “Mi viaje”/ “Cuaderno de Vitácora”. Editorial El Ateneo, Buenos Aires, p: 17.
Guidalevich, Vali. Arte para Chicos. Luis Felipe Noé. Editorial Albatros, Buenos Aires, p: 11.
Laddaga, Reinaldo. Estética de la emergencia. Adriana Hidalgo editora. Buenos Aires, 2006. Segunda edición 2010, p: 95.
Larrosa, Jorge y Skliar, Carlos. (2000). Experiencia y alteridad en educación. Editorial Homo Sapiens, Rosario, p: 109.