La Guardería: el inmenso documental de Virginia Croatto

–Reseñas–

Por Ramiro González Gaínza

Los lugares desde los que narramos lo que importa, en general, tapan cuestiones de la vida cotidiana que son tan válidas y potentes que, en ocasiones, ocultan al narrador.

Una guardería para los niños y las niñas, hijos e hijas de los militantes montoneros que volvían a la contraofensiva en la dictadura militar. Un lugar para la infancia en un contexto oscuro, en La Habana, mientras las vidas seguían sus derroteros. Un montón de historias que encuentran un tiempo y un espacio para yuxtaponerse y fundir una propia.

Virginia Croatto buceó muchos años en su propia experiencia, en sus recuerdos y sus fantasmas, para parir un documental que invita a la reflexión y a lecturas no lineales. Ella fue parte de esa guardería, y de la generación que al regreso de la democracia conformó H.I.J.O.S. dándole un nuevo aire a las organizaciones de derechos humanos.

Hace seis años, mientras estaba en preproducción, contestaba a Página 12 (17/12/2010):

“¿Cuál es el foco que quisiste privilegiar en esta historia?
—La infancia, con lo que tiene de común y de diverso con otras. Hacíamos cosas de niños, dentro de esas cosas, la realidad se entremezclaba en esos juegos típicos de la infancia. Como dice Andrés (Longares), mientras la vivíamos era una infancia dentro de lo común, después vimos las diferencias.”

Allí, creo, radica una de las potencias narrativas y fortalezas de esta historia. Son muy cuidadas las diversas maneras que las historias de vida de chicos y chicas, singulares, producto de un contexto histórico, narran los devenires de esa experiencia educativa y de convivencia.

Susana, la madre de Virginia, fue quien dirigió y coordinó la guardería; su relato, casi solitario, permea cómo el mundo adulto se posicionaba para acompañar, transitar, abrazar y cuidar a esa infancia que desbordaba la cotidianeidad. Esa misma que recibía noticias oscuras desde el sur.


Las imágenes de archivo, las entrevistas a los protagonistas y las ilustraciones gráficas son aportes que permiten ensamblar la historia de una niñez hija de la militancia, que de una manera acompañó las decisiones de sus progenitores, de una generación.

Ahí el texto tiene un logro importante, no juzga, no se mete en la mirada adulta definiendo posiciones y dividiendo, centra en la infancia presente en esa experiencia, y esos relatos van tomando cuerpo y densidad para permitirnos, de a poco y en un proceso paulatino, meternos y adentrarnos en esa casa de La Habana, que está presente en cada palabra.

El relato nos lleva y trae en la historia argentina, lo que implicó el regreso en los ochenta, al regreso de la democracia con silencios y partes para no narrar. Para ver en espejo con el film Infancia clandestina, éste documental nos trae una profundidad que enamora.

Así, evitando el clásico lugar del cine argentino de voz en off con moralina, se acompaña con entrevistas densas y profundas que permiten adentrase en cada protagonista, aún los de apellidos famosos.

Otra cuestión de buena resolución es el lugar de la misma directora, resuelto con soltura al final del film. No evita poner palabra pero la obra en sí habla de su búsqueda y su convite.

Para los que trabajamos en educación, encontrarnos con preguntas que nos ayuden a contestar sin abandonar el lugar crítico y complejo es siempre un placer. Ese es el lugar que Virginia nos lleva con maestría, como los maestros profesionales, uno no sabe cómo ni cuándo nos enseñaron tanto.

Así, invitar a ver este documental es invitar a entrar en el universo que Virginia nos armó, cual Lewis Caroll, nos lleva del otro lado del espejo, nos lleva de la mano y nos cuida lo suficiente para que las emociones nos atraviesen y nos acerquemos a esta experiencia con calidez. Muy difícil, porque no hace falta un título como el de García Márquez para saber que hay algo de “crónica de una muerte anunciada”. Los proyectos de vida de cada uno hoy, viéndolos adultos y resignificando el proceso histórico, político y cultural da permiso a la esperanza, da permiso a complejizar esa militancia de los setenta y salir de los lugares comunes que algunos relatos lineales se ocuparon de imponer.

La directora militó el film, presentado en salas comerciales, escuelas, universidades y centros culturales, con su presencia y/o de otros protagonistas para el debate necesario. Así llega al ISTLYR para abrir el ciclo académico del segundo cuatrimestre, el miércoles 31 de agosto a las 19.30 hs. en el SUM. Allí esperamos dialogar con la autora y compartir las miradas entre toda la comunidad educativa.

¡No se lo pierdan!

Para ver el documental: https://www.youtube.com/watch?v=dcGv3j-1N9A

 

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