Janusz Korczak y los derechos de la infancia

Colección Dossier del ISTLYR.
El pedagogo polaco Januz Korczak ha dejado un legado fundamental para la historia de la educación. Su práctica y reflexión pedagógica en torno a la libertad y la autonomía de los niños en el marco de los procesos educativos tiene un valor y una vigencia ineludible. En el año 2013, el ISTLyR realizó una serie de actividades para poner en discusión ese legado, cuyo resultado fue este libro, en el que conviven textos de especialistas en la pedagogía Korczac con inéditos del educador polaco.

Si necesitas consultar o adquirir estas publicaciones en su versión impresa podes hacerlo en la Biblioteca del ISTLyR.

Podés descargar la publicación haciendo click aquí.


Indice

Presentación. Daniel Schulman

Las palabras del doctor
Por el derecho a jugar. Janusz Korczak
Las peleas. Janusz Korczak
Lo que piden los niños. Janusz Korczak

El legado de Korczak
De Korczak a la convención de los derechos del niño. Selección De Betty Jean Lifton
Hablemos de Korczak, de legados y pasadores. Daniel Schulman
El Viejo Doctor y el niño: las identidades polaco-judías de Korczak. Sebastián Rejak
Korczak inventó la democracia. Phillip Meirieu
Los dispositivos educativos de Korczak. Bernard Lathuillere
De las discípulas de Janusz Korczak al faro de Quequén. Gabriel Brener
Korczak, la película. Cristina Dieguez

Testimonios
El maestro Korczak. Iosef Arnon
Janusz Korczak un maestro ejemplar. Jacobo Dodiuk

Memorias de la infancia
El juego te rompe la cabeza y también te la recompone. Gabriel Garzón
Aventuras en silencio. Mercedes Nieto
El secreto. Mariano Algava
Carta de despedida. Janusz Korczak


Las peleas. Charla radiofónica
Por Janusz Korczak

Tú no eres colérico ni pendenciero. Eres arrebatado, eso es. A decir verdad, yo mismo… yo también…
Recuerdo: en la escuela, había hecho una amistad con impetuosidad (yo era como tú hoy en día), me había ligado a una amistad sin reservas con un compañero del que después me di cuenta que no lo era en absoluto: era un granuja, un hipócrita, un perezoso. Yo quería ponerle fin a nuestra amistad, pero él estaba pegado a mí como una babosa. ¿Qué hacer?
Le dije: “esto, aquello, eres así y eres asá, ¡déjame en paz!”
Y él se echó a reír, no estaba molesto, no hacía más que buscarme camorra para divertirse; a veces me hacía tropezar, a veces me tiraba la boina; cada tanto me daba un empujón.
Yo hubiera podido reaccionar de otra manera, pero he aquí que me metió una bola de nieve en el cuello. De repente vi todo rojo ¡pasara lo que pasara, si él quería echarme de la escuela no lo iba a lograr!
Siberia, es Siberia; la horca, es la horca… quedó pasmado y nuestro maestro también. En cuanto a mí, lo cubrí a golpes, me puedes creer, lo golpeé en la cabeza, en la nuca, en el cuello ¿A quién le echaron la culpa? A mí, esta vez, la ratonera (el agujero), el cero en conducta, en cuanto a mi casa, bueno, mis padres fueron convocados.
Sí, todavía tengo un problema con eso. ¿Por qué? ¡Por mi impetuosidad! No tengo ni esposa ni hijos. ¿Mis amigos? Uno está en buena situación, otro está jubilado y tiene una casa con un pequeño jardín. Fulano ha muerto y su viuda le lleva flores a la tumba, mientras que yo estoy solo como un árbol en medio del desierto, sigo luchando con mi defecto. Me ligué un castigo, una penitencia.
Cada vez que busco pelea, doy tres veces la vuelta a Varsovia en tranvía; o sino me prohíbo fumar durante medio día.
No digo que no se pueda hacer grandes cosas con impetuosidad; entonces es una cualidad. Por ejemplo, cierras los dientes con resolución y maldices… te pones a estudiar seriamente.

Korczak inventó la democracia
Por Philippe Meirieu

Para mí, la democracia es el aplazamiento del pasaje al acto. Me voy a permitir evocar lo que ha sido para mí un acontecimiento mayor en mi propia trayectoria.
Descubrí un dispositivo creado por un pedagogo polaco que yo honro más que a todos: Janusz Korczak, que fue gaseado y murió en Treblinka porque se rehusó a abandonar a los niños del Gueto de Varsovia, con quienes vivía.

Fue el primero en elaborar un borrador de la Convención de los Derechos del Niño.

Korczak pasó toda su vida ocupándose de niños con grandes difi- cultades, indagando cómo hacer con aquellos niños que estaban en este pasaje al acto, con la violencia, etc. Estos eran, por supuesto, menos numerosos que hoy en día.

Cuando era un joven profesor un día descubrí un texto de Korczak en el que éste contaba que había ensayado pedirles a sus estudiantes que fueran menos violentos y que no había funcionado.
Ensayó castigarlos para que fueran menos violentos, pero tampoco funcionó. Ensayó sermonearlos y nuevamente no obtuvo resultados.

Un día, les dijo que todo el mundo tenía derecho a golpear a quien quisiera, con la condición de prevenirlo por escrito con veinticua- tro horas de antelación, y eso funcionó.
Esto me parece una muy buena idea.

Cuando Korczak hizo esto, inventó la democracia, es decir: tratar de hablar antes de pasar al acto. Para Korczak, el pasaje a través de la escritura era fundamental.